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Originario del Sudeste Asiático, el Ficus retusa es muy valorado en bonsái por su follaje denso, brillante y de color verde oscuro. Es una especie resistente y de crecimiento relativamente rápido, lo que permite desarrollar troncos y copas interesantes
Envío y plazos de entrega
Política de devolución
Luz Solar: Prefiere pleno sol o luz filtrada. En interiores, un lugar luminoso es esencial para mantener la densidad del follaje.
Riego: Mantener el sustrato ligeramente húmedo, evitando el encharcamiento. Permitir que la capa superior se seque ligeramente entre riegos. Es sensible al exceso de agua.
Humedad: Se beneficia de niveles moderados de humedad. Pulverizaciones ocasionales ayudan a mantener el vigor en ambientes secos.
Poda: La poda es esencial para controlar el crecimiento y fomentar la ramificación densa. Pode los brotes nuevos durante todo el año. El alambrado es posible, pero debe realizarse con cuidado para no dañar la corteza ni las hojas.
Fertilización: Fertilizar en primavera y verano con un fertilizante equilibrado y soluble en agua. Reducir la fertilización en otoño e invierno.
Trasplante: Trasplantar cada 2–3 años, preferiblemente a principios de primavera, usando un sustrato bien drenante adecuado para bonsái.
Floración y Fructificación: Produce flores pequeñas y discretas y frutos raros, sin valor ornamental. Su atractivo principal reside en el follaje denso, brillante y en la forma de la copa.
Ficha técnica