Originaria de Europa y Asia, la Pyracantha spp. es una de las especies más populares en el mundo del bonsái gracias a su follaje verde brillante y sus bayas de colores que aparecen en otoño. Sus flores blancas o de un rosa pálido atraen a los insectos
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Luz solar: La Pyracantha prefiere pleno sol para una floración y fructificación óptimas. Puede tolerar media sombra, pero la producción de frutos será menor.
Riego: Mantén el suelo ligeramente húmedo, pero nunca encharcado. Deja que la capa superficial del suelo se seque un poco entre riegos. La Pyracantha es más tolerante a la sequía que las azaleas, pero aún necesita riegos regulares, especialmente cuando se cultiva en macetas de bonsái.
Humedad: La Pyracantha no es tan exigente en cuanto a humedad como las azaleas, pero se beneficia de niveles moderados. Una bandeja de humedad no es necesaria, salvo en ambientes extremadamente secos.
Poda: La poda es esencial para dar forma y mantener la estructura del bonsái. Recorta los nuevos brotes para estimular la ramificación y mantener un porte compacto. El alambrado puede hacerse durante la temporada de crecimiento, ¡pero cuidado con las espinas!
Fertilización: Fertiliza tu Pyracantha durante la temporada de crecimiento (primavera y verano) con un abono equilibrado y soluble en agua. Reduce o suspende la fertilización a finales de verano y en otoño.
Trasplante: Trasplanta tu Pyracantha cada 2–3 años, preferiblemente a comienzos de primavera, antes de que empiece el nuevo crecimiento. Utiliza un sustrato para bonsái bien drenado.
Floración y Fructificación: La Pyracantha se caracteriza por sus flores blancas en primavera, seguidas de una abundancia de bayas coloridas (amarillas, naranjas o rojas) que permanecen desde el otoño hasta el invierno. Una poda adecuada puede ayudar a estimular una buena producción de frutos.
Ficha técnica