Carpinus turczaninowii - B5022

Luz solar: Carpinus turczaninowii prefiere pleno sol para un crecimiento saludable. Tolera sombra parcial, pero el desarrollo puede ser más lento.

Riego: Mantén el sustrato ligeramente húmedo, evitando el encharcamiento. Deja que la capa superficial del sustrato se seque entre riegos. Es más resistente a la sequía que otras especies de Carpinus, pero necesita riego regular, especialmente cuando se cultiva en macetas de bonsái.

Humedad: Carpinus turczaninowii no es muy exigente en cuanto a la humedad, pero se beneficia de niveles moderados. No es necesario usar bandejas de humedad, salvo en ambientes muy secos.

Poda: La poda es esencial para mantener la forma y estimular un crecimiento saludable. Deben podarse los nuevos brotes para fomentar la ramificación y controlar el tamaño. El alambrado puede realizarse durante la temporada de crecimiento, pero hay que tener cuidado con las ramas frágiles.

Fertilización: Fertiliza Carpinus turczaninowii durante la temporada de crecimiento (primavera y verano) con un fertilizante equilibrado y soluble en agua. Reduce o suspende la fertilización a finales del verano y en otoño.

Trasplante: Debe trasplantarse cada 2–3 años, preferiblemente a comienzos de la primavera, antes de que empiece el nuevo crecimiento. Utiliza una mezcla de sustrato bien drenado para bonsái.

Floración y fructificación: Carpinus turczaninowii produce pequeñas flores verde-amarillentas en primavera, seguidas de semillas aladas (sámaras) que permanecen hasta el otoño. Una poda adecuada ayuda a favorecer una floración sana y la producción de semillas.